Tiene 36 años, es ingeniero comercial y militó por un tiempo en la UDI. El actual subsecretario de Redes Asistenciales tiene una estrecha relación con el ministro de Salud. Aunque muchos critican su nombramiento, hoy es uno de los personajes claves en el manejo de la pandemia de coronavirus en el país. Su principal misión es evitar el colapso del sistema de salud público.
Es el brazo derecho del ministro de Salud, Jaime Mañalich, desde hace ya varios años. Luis Arturo Zúñiga Jory (36) no ha tenido semanas muy sencillas en el último tiempo. El actual subsecretario de Redes Asistenciales ha tenido que enfrentar una de las crisis sanitarias más importantes para el país, y hoy es el encargado gestionar las camas, insumos quirúrgicos y el personal médico que se necesita para combatir el avance del COVID-19.
Ingresó en 2001 a estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad Católica, lugar donde realizó un magister en Dirección Estratégica. Fue parte de la Fundación Jaime Guzmán, a través del programa "Jóvenes al Servicio de Chile” y militó brevemente por la UDI, pero pocos lo consideran alguien con redes políticas fuertes.
Fue Director de Salud en la Municipalidad de Panguipulli y, precisamente allí, tuvo que enfrentar su experiencia más cercana a la que Chile vive actualmente: la pandemia por el AH1N1, influenza que duró más de un año, que afectó a más de 12 mil personas en el país y que causó la muerte de 155 chilenos.
Pese a ello, su llegada a Redes Asistenciales fue altamente criticada por la oposición, donde hay algunos que son categóricos opinando que no es la persona idónea para el cargo.
Así lo explicó el médico, diputado del PPD y miembro de la Comisión de Salud, Guido Girardi: “Chile tiene tantos expertos, pero creo que lamentablemente no están puestas las personas que tienen la experiencia en el sistema público. No se está haciendo lo que se tiene que informar, no se está informando lo que se tiene que hacer, se tienen que poner a las personas que saben a cargo de las instituciones”.
No es muy cercano a los focos y las cámaras, pero sí al ministro de Salud, de quien fue jefe de gabinete durante el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera. Fue gerente comercial de la Clínica Vespucio y de la Clínica de la Universidad Los Andes, lo que marcó todo un precedente en la subsecretaría, al transformarse en el primer profesional externo al área de la salud en ejercer su cargo.
Pero su trayectoria es, para algunos, un arma de doble filo.
Así lo asegura el diputado socialista de la Comisión de Salud, Juan Luis Castro, quien considera que el no ser profesional de la salud, resta credibilidad al cargo y relega su labor a rendir cuentas respecto al sistema hospitalario, la contingencia y las compras que se realizan, sin permitirle recomendar u orientar a la ciudadanía, como es requerido.
Pese a ello, el parlamentario admite que Zúñiga no ha cometido errores graves: “Ha tenido un desempeño aceptable, pero el hecho de no ser médico es un punto sensible, una limitación. Tiene una experiencia de clínica, de algunos hospitales, pero no para la contingencia. No para la magnitud de la pandemia, del momento que vive Chile ahora. Es un flanco de debilidad”.
Este flanco no todos lo consideran como tal. Uno de sus cercanos, también de la Comisión de Salud de la cámara baja, es el diputado UDI Jaime Bellolio. Se conocieron en la universidad y trabajaron juntos en la región de los Ríos. Son amigos hasta hoy y es optimista en la evaluación que hace sobre su desempeño en estas circunstancias para Chile.
“Su trabajo, experiencia y cualificaciones son extraordinariamente buenas para el momento actual. Es una persona eficiente, muy trabajadora, que toma decisiones basadas en evidencia, y desde la perspectiva técnica. Es además muy empático, lo que para éstos efectos implica que sabe priorizar donde realmente hay que hacerlo. Por su calidad humana y profesional, es una persona muy adecuada para el cargo”, dijo Bellolio.
En estos momentos, priorizar correctamente y tomar decisiones a tiempo es esencial. En el balance que hizo este jueves el ministro Mañalich -y que ya se ha hecho costumbre desde la llegada del coronavirus al país- se confirmó un total de 342 casos positivos a nivel nacional. A partir de ello, se decretó cuarentena total para Rapa Nui y se anunció la adquisición de 600 nuevos ventiladores mecánicos.
Entre esos anuncios y desde el escenario, situado inmediatamente a la izquierda del ministro, Arturo Zúñiga, anunció dos tipos de estrategias: "La primera es la ampliación de horario en la atención primaria de salud. La segunda, el reforzamiento de camas en los hospitales”.
Así, el subsecretario contó en detalle todas las novedades con las que contará el sistema de salud pública: camas básicas, camas intensivas, adelanto de la puesta en marcha de hospitales, un hospital de campaña y el uso de hoteles para alojar a pacientes que no requieran pasar la cuarentena en un centro de salud.
Comentarios cruzados, algunos esperanzadores, otros no tanto. Críticas por venir del mundo privado y una supuesta falta de experiencia. Juicios que ya se están poniendo a prueba en los últimos días, donde el subsecretario Zúñiga tendrá que sobrellevar un panorama que se ve aún más complicado: cuando el coronavirus llegue a su peak y, además, se reúna con la influenza.