
El sumo pontífice dejó el recinto hospitalario donde estuvo internado por 38 días.
Han pasado unas horas de la primera reaparición pública del papa Francisco tras 38 días hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma por una grave infección respiratoria.
Días después de haberse asomado por la ventana del recinto y haber recibido el alta, el sumo pontífice volvió a ser noticia, pero esta vez por declaraciones de su médico.
En diálogo con el diario Corriere della Sera, Sergio Alfieri, jefe del equipo médico que atendía al papa Francisco, reveló que consideraron suspender su tratamiento y dejarlo morir.
"Tuvimos que elegir entre detenernos y dejarlo ir o forzarlo e intentar con todos los medicamentos y terapias posibles, con el altísimo riesgo de dañar otros órganos. Y, al final, optamos por esta opción", sostuvo.
La decisión final la tomó el enfermero personal del papa Francisco, Massimiliano Strappetti, quien le solicitó al propio Alfieri que continuaran con los esfuerzos para tratar de salvar la vida del Santo Padre.
Allí, recordó lo que fue parte del diálogo, en el que le dijo: "Intenten de todo, no nos rendiremos". "Eso era lo que todos pensábamos también. Y nadie se rindió", desclasificó.
La opción fue considerada concretamente a finales del mes de febrero, cuando el papa Francisco vivió sus peores días en el recinto hospitalario, tras sufrir el agravamiento de una crisis respiratoria e inhalar su propio vómito.
Sobre esa fecha puntualmente, Alfieri añadió que "fue terrible, él sabía, al igual que nosotros, que no podría pasar la noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Sin embargo, desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre su estado de salud".