La efigie, hecha de alabastro de yeso, pesa 18 toneladas. Una criatura mitológica con cabeza humana, cuerpo de toro y alas, desenterrada por arqueólogos franceses e iraquíes.
En las vastas
tierras de Irak, donde la historia se entrelaza con las arenas del tiempo, un equipo de arqueólogos franceses y expertos iraquíes han hecho un descubrimiento extraordinario.
En el norte de Irak, cerca de Mosul, surge
una antigua figura asiria del siglo VII a.C., una deidad alada que ofrece una visión fascinante del mundo antiguo.
A pesar de las vicisitudes del tiempo y los saqueadores, esta figura ha sido cuidadosamente restaurada,
revelando una obra maestra de la antigua civilización asiria.
¿Qué es el Lammasu?
La figura, conocida como
Lammasu, una criatura mitológica con
cabeza humana, cuerpo de toro y alas; fue descubierta por un equipo de arqueólogos franceses y expertos iraquíes en una misión conjunta. Esta excavación en el norte de Irak reveló que la deidad asiria alada data de más de
2.700 años.
Aunque la cabeza de la estatua había sido
saqueada en la década de 1990, fue meticulosamente restaurada por el Museo Nacional de Irak, permitiendo que esta antigua obra de arte recupere su esplendor original.
¿Cuál es su importancia?
La efigie asiria, hecha de alabastro de yeso, tiene dimensiones impresionantes: 3,8 por 3,9 metros y un peso colosal de 18,000 kg. Esta deidad alada, con cabeza humana, cuerpo de toro y alas, fue erigida durante el reinado del
rey asirio Sargón II entre los años 722 y 705 a.C.
La atención al detalle en esta figura, así como su tamaño extraordinario, hacen de este descubrimiento un hito arqueológico notable.