Nuevos resultados de la sonda espacial Voyager 2, la cual se encontraría en espacio interestelar desde fines de 2018, indican que tras los bordes de nuestro sistema se encuentra una capa de plasma caliente, producida por los vientos del Sol.
La exploración espacial ha sido motivo de atención entre la gente los últimos años, marcada principalmente por los fenómenos de eclipse y conferencias sobre la astronomía con masivas concurrencias.
La sonda espacial Voyager 2, lanzada en 1977, se encuentra viajando en el espacio interestelar desde finales de 2018, y ha registrado fenómenos de todo tipo. El último de ellos: una muralla gigante de plasma súper caliente, una barrera de fuego formada por el Sol que define los límites del espacio interestelar.
Temperaturas tan altas como 49.427 grados Celsius han sido registradas por el Voyager 2, según Nerdist. Y si bien la sonda parece estar bien, el escudo que la protege podría sufrir en el camino trazado para su misión.
Lee también: Una ventana al universo: Chile concentrará el 70% de las observaciones astronómicas para 2024De momento, los científicos están analizando esta capa de plasma, la cual estaría creada y mantenida por los vientos solares que soplan desde la estrella, generando una gigante burbuja, según describe la investigación de Nature Astronomy.
Un informe del Jet Propulsion Laboratory de la NASA sugiere que Voyager 2 aún no se encontraría del todo en el espacio interestelar, sino más bien en un espacio intermedio y transitorio, región hecha de un plasma caliente más allá de los límites de nuestro sistema solar.