Hace cuatro años una chilena fue encontrada muerta en Nueva Zelanda. El cuerpo de Millaray Bravo estaba sumergido en el mar y amarrado a una boya a 200 metros de la costa. La policía de Auckland, en ese momento, descartó la participación de terceros y concluyó que se trataba de un suicidio por ahogamiento. El padre de la chilena ha investigado durante este tiempo la muerte de su hija, descubriendo nuevos antecedentes vinculados a una posible trata de personas en el extranjero. El reportaje es de Daniella Pierattini y Óscar Briones.