Son varias las toneladas de ropa que llegaron a
Viña del Mar tras el
fatídico incendio del pasado 22 de diciembre, el cual destruyó centenares de viviendas y afectó a miles de familias justo en la víspera de
Navidad.
Como suele suceder en estos casos, muchas personas mostraron su mejor versión y colaboraron desinteresadamente con los afectados como pudieron,
aunque también está la otra cara de la moneda.
¿Existe realmente la intención de ayudar o la tragedia se convirtió en una
excusa para deshacernos de lo que no nos sirve? Cuestionamiento más que válido si se observa la calidad de las prendas que llegaron a los albergues.
Disfraces, trajes de baño, ropa sucia,
zapatos con hoyos y hasta una bala en un bolsillo, es lo que se encontraron los voluntarios que tienen la ardua tarea de analizar y dividir qué sirve, qué va a reparación y qué se puede mezclar.
"Ni siquiera la revisan"
CHV Noticias acompañó a Catalina Herrera, coordinadora para rescatar la ropa utilizable, en la complicada tarea. Bastaron solamente unos minutos para
encontrar prendas interiores con enormes manchas.
"Esto de verdad es indigno. ¿Cómo regalas esto? Cuando pasan estas catástrofes las personas dicen 'ahh, yo tengo ropa y las personas pueden necesitarla' entonces agarran todo lo que tienen".
"Muchas veces toman maletas con ropa que ya tiene hongos. Ni siquiera la revisan, solamente la traen porque
quizás cuánto tiempo estuvieron esperando un incendio", señaló.
Sofía Calvo, creadora de Quinta Trends, afirmó que "es tanto lo que se ha dicho del impacto que tiene la industria de la moda en el medioambiente que la gente sabe que botarla
en el vertedero no es una buena opción".
"Sin embargo, creen que
las personas son un segundo vertedero, es ahí el problema", agregó.
70% de ropa donada no sirve
Para entenderlo de manera clara, el
70% de lo donado en vestimenta no sirve, pero no se se bota nada. Incluso lo que tiene hongos y olor a orina de gato, como ha pasado de acuerdo a lo relatado por los voluntarios.
Todas las prendas se clasifican, llegando
algunas a la categoría "tóxico" que se destinará a infrareciclaje. Esto es una técnica en la que se muele el material para luego ocuparlo, por ejemplo, en relleno de cojines o peluches.
Un segundo rango que tampoco
llegará a los damnificados irá a suprareciclaje. En términos simples, es algo así como
lo mejor de lo mejor que hay en reciclaje, donde poleras, vestidos o pantalones se convierten en nuevas prendas.
El llamado es a no seguir donando ropa. Lo que sí faltan son voluntarios. Si a fin de mes no logran ser rescatadas,
las prendas terminarán en el relleno sanitario, algo que ya está ocurriendo con la que llega a los cerros.