En medio de la nada encontraron una fuente de sustento y con el tiempo se convirtieron en la parada obligada de los automovilistas que transitan por las autopistas del país. Hoy, con la pandemia del coronavirus, las picadas de carreteras han visto mermados sus ingresos. "Preferimos que la gente se cuide y no venga", dice Ana Vargas, la dueña de uno de estos negocios.