Puede ser en un parque industrial, como ocurre todos los fines de semana en San Bernardo, donde incluso los adultos llevan a sus hijos o puede ser de deportivo a recreacional, como se vio en la Quebrada de Macul. También en la playa, como habría pasado durante el fin de semana en Punta de Lobos, Pichilemu, donde jóvenes se habrían reunido para celebrar, incluso con Dj. Carabineros recibió una denuncia por lo mismo, pero al llegar al lugar no pudieron constatar la celebración. Lo cierto es que las fiestas clandestinas no dan tregua en medio de la pandemia del COVID-19. Por eso, la Intendencia Metropolitana entregó a la PDI un sistema de drones para fiscalizar estos eventos.