Chloe, de 22 años, siempre observó que su pequeño hijo tenía un globo ocular diferente al otro, pero lo asoció a una simple condición genética. Sin embargo, todo cambió cuando comenzó a mostrar leves síntomas que la llevaron a buscar más datos en Internet, descubriendo que podía tratarse de un retinoblastoma.
Chloe Ross, de 22 años, dio a conocer su historia para alertar a padres y madres sobre un raro tipo de cáncer que puede afectar a los niños. Según indicó, tras tomarle una foto a su hijo de 2 años, pudo percatarse de que su ojo tenía un brillo diferente, casi de un tono plateado, y que llamó su atención.
De esa manera, esta joven británica asoció lo anterior como un efecto del flash de su celular, pero lamentablemente se trataba de una enfermedad que derivó en la extirpación del ojo del pequeño.
En un comienzo, la madre de Cayson-Jay Palethorpe siempre notó que su ojo izquierdo era diferente, un tanto "nublado" y entrecerrado. Pero lo asoció simplemente a una señal de que su hijo tenía un "ojo perezoso".
El problema llegó a mediados de abril, cuando desde la guardería de Cayson llamaron a Chloe para advertirle que su globo ocular estaba enrojecido e inflamado. Ante esto, llamó a los médicos de cabecera y les envió fotos, pero no obtuvo respuesta.
Después de casi un mes, estos síntomas continuaron y decidió buscar más información en Internet. Fue así como la palabra retinoblastoma llegó a ella, sin pensar que ese sería el diagnóstico que finalmente tendría su hijo.
De acuerdo con Clínica Mayo, se trata de un tipo de cáncer que se inicia en la retina del órgano y que "afecta con mayor frecuencia a los niños pequeños, pero en raras ocasiones puede afectar a los adultos".
Chloe acudió al Hospital de Niños de Birmingham, Reino Unido, para que el pequeño fuese sometido a una serie de exámenes. En ese periodo, los doctores se percataron que Cayson tenía un tumor de grandes proporciones en su ojo, el que necesitaba ser operado. Lo peor de esto, es que su globo ocular tendría que ser extirpado.
"Lo estaba esperando. Me di cuenta de que eso sería lo que iba a ser y cuando escuché las palabras, mi corazón se hundió", relató la madre a The Mirror. "Simplemente no podía dejar de llorar. Me sentía culpable".
"El hospital me dijo que debería haber tenido controles cuando tenía un año por este tipo de cosas, y no se hicieron controles. Soy una madre joven, no tenemos ni idea en comparación con algunas madres más avanzadas que ya han tenido hijos y son un poco mayores y entienden este tipo de cosas", continuó.
Pese a que el panorama parecía desolador, el niño ya no requerirá de más tratamiento debido a que el cáncer no se ramificó a otras partes de su organismo. Y ante la falta de su ojo izquierdo, deberá usar una prótesis.
"Todavía tendrá que hacerse chequeos todo el tiempo para que le retiren y reemplacen el otro ojo y su prótesis ocular a medida que crece", detalló Chloe, quien aseguró estar feliz de que su hijo "no necesitara pasar por más sufrimiento del que ya tiene".
"Esa simple operación esencialmente le salvó la vida y lo hizo diez veces mejor", sostuvo.