La justicia acogió la demanda civil en contra de la Iglesia Católica presentada por los denunciantes del caso Karadima, por los abusos sexuales que el sacerdote cometió en su contra.
La Corte de Apelaciones de Santiago condenó este miércoles al Arzobispado de Santiago a pagar una indemnización a cada uno de los demandantes de Fernando Karadima.
La novena sala de la Corte de Apelaciones de Santiago revocó un fallo de primera instancia de marzo del 2017 que había rechazado la demanda y determinó que James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo reciban 100 millones de pesos cada uno.
Los tres presentaron en 2011 una demanda civil contra el Arzobispado de Santiago por el presunto encubrimiento de los abusos cometidos por Karadima, que ese mismo año fue condenado por la justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia.
Lee también: "Harto que lo pasaste bien": Una mujer increpó a víctima de Karadima en la FiscalíaAHORA Caso Karadima: Corte de #Santiago acoge demanda contra iglesia católica y ordena pagar 100 millones a cada uno de los demandantes. pic.twitter.com/YQzxRs5fLi— Poder Judicial Chile (@PJudicialChile) March 27, 2019
En la denuncia inicial las tres víctimas exigían el pago de una indemnización de 450 millones de pesos.
Cabe mencionar que el Arzobispado de Santiago aún puede recurrir la sentencia ante la Corte Suprema, indicaron fuentes del Poder Judicial.
La Fiscalía Nacional investiga a 219 religiosos chilenos en 158 casos de abusos sexuales contra 241 víctimas, de las cuales 123 eran menores de edad al momento de los hechos.
Lee también: Revelan supuesta cercanía entre Fernando Karadima y San Alberto HurtadoRecordemos que el pasado 20 de febrero, el obispo Fernando Ramos, representante de la Conferencia Episcopal de Chile, aseguró que el abuso sexual "causa un dolor que afecta la vida completa de las personas" y también admitió que la Iglesia ha pedido perdón "porque realmente nadie tiene que vivir esto".
Reconoció que un delito de estas características es un hecho que marca a las personas, produce un daño enorme y "es aún más grave que el abuso sexual haya ocurrido en ambientes eclesiales, donde las personas deberían sentirse particularmente seguras", aseveró.