El 27 de julio de 2004 la embajada chilena en Costa Rica sufrió un duro golpe. José Orlando Jiménez, policial que ejercía como guardia en el recinto, disparó a matar y le quitó la vida a Roberto Nieto Maturana, Rocío Sariego y al cónsul Cristián Yuseff. Este suceso generó una gran conmoción y, a casi 18 años de los hechos, se desconocen los motivos que llevaron al oficial a cometer atentado luego del cual terminó con su propia vida.