Un experto desmintió un clásico mito sobre detectar mentiras, resaltando la importancia de observar cambios en el comportamiento. Conoce aquí los detalles.
La mentira es una experiencia dolorosa que puede dejar cicatrices emocionales profundas. La traición, especialmente de alguien en quien confiamos, genera una mezcla intensa de ira, decepción y ansiedad.
Según el experto en comunicación no verbal, José Luis Martín Ovejero, identificar si alguien está mintiendo no es tan simple como observar gestos aislados. En una reciente entrevista en Onda Cero, aclaró: “No existen señales corporales que solo puedan indicar que una persona miente”.
Las pistas del lenguaje corporal asociadas con el engaño son solo eso: pistas. Es esencial analizarlas en conjunto con el comportamiento habitual de la persona. Por ejemplo, un cambio repentino en la gesticulación de alguien que normalmente se expresa con muchos movimientos puede ser una señal de alerta.
Martín Ovejero enfatiza que lo fundamental es observar cambios en el comportamiento: “Más importante que lo que la persona hace, es lo que deja de hacer”. Esto indica que, al mentir, el cerebro se concentra en la construcción de la mentira, descuidando otros aspectos como los gestos.
El experto también menciona el “efecto estatua”, que se refiere a la rigidez corporal que puede mostrar alguien que está mintiendo. La orientación del cuerpo hacia una salida, o lo que él llama “posición de huida”, puede ser otro indicativo de engaño.
Contrario a la creencia popular, los mentirosos no siempre evitan el contacto visual. “Es un mito”, afirma.
“Los mentirosos nos tienen que mirar para comprobar que les estamos creyendo”, explica. Esto es especialmente cierto en el caso de los estafadores, quienes suelen mantener un contacto visual constante para medir las reacciones de su interlocutor.
Además, las microexpresiones, que son activaciones musculares breves, son una de las formas más efectivas de detectar emociones genuinas. Aunque estas expresiones son efímeras, con la práctica se pueden aprender a identificar, ofreciendo pistas sobre la verdad oculta.
En resumen, el análisis del lenguaje corporal puede proporcionar indicios sobre la veracidad de una persona, pero no debemos interpretar gestos aislados. Como asegura Martín Ovejero, es crucial estar atentos a las variaciones en el comportamiento habitual de la persona y a los pequeños cambios que pueden revelar la verdad.