Millaray Bravo, una chilena que vivía en
Nueva Zelanda, fue
encontrada muerta a 200 metros de la costa. Luego de un año de investigación, la
policía de dicho país cerró el caso bajo la teoría de un presunto suicidio por ahogamiento. Sin embargo, hay muchos cabos sin atar que dan cuenta de la
posible intervención de terceros.
Durante todo este tiempo,
Antonio Bravo, padre de la joven de 27 años, se ha encargado de seguir la pista de todos aquellos antecedentes que permitan dilucidar lo que, a su parecer, sería la verdadera causa de su muerte.
Hasta el momento, estos
factores apuntan a una eventual trata de personas y red de explotación sexual.
Hallazgo
John le Comnte fue quien encontró el cuerpo de Millaray el 20 de marzo de 2019, mientras él y un amigo navegaban en su yate.
En su declaración dijo que "estaba bastante cerca de la boya final cuando vi una cabeza y un hombro.
No me detuve porque vi lo suficiente para saber que estaba muerta".
El cadáver de la joven chilena, quien había viajado a Nueva Zelanda tres años antes para aprender inglés con visa de estudiante,
fue encontrado desnudo y sumergido en posición vertical.
Uno de sus brazos estaba estirado hacia arriba y la mano derecha atada con una cuerda a una boya, la que también estaba amarrada a sus tobillos. Aún así, la policía neozelandesa descartó la posible intervención de terceros, pese a que el
servicio médico legal de Auckland advirtió en la autopsia lesiones en su mano izquierda.
Lo más llamativo, según comentaron peritos forenses a
CHV Noticias, es que el
cuerpo no se encontraba hinchado ni pálido.
Claves de un presunto homicidio
Peritos forenses chilenos que analizaron la carpeta investigativa que llego vía Cancillería, contradicen esta conclusión de presunto suicidio y aseguran que existe
evidencia suficiente para determinar que la muerte de Millaray se trató de un homicidio.
"Con la experiencia que tengo, la investigación que hizo la policía e hizo el médico forense en Nueva Zelanda, fue mala. A mí, como policía, me tiene que llamar la atención lo que no hizo el médico legal, de
saber si falleció antes o cuando estaba en el agua", comentó Gonzalo Montoya, perito criminalista.
Apreciación similar es la que comparte Norma Molina, psicóloga forense, afirmando que "incluso si ella se hubiese querido tirar al mar,
no tiene sentido el estar desnuda, no tiene sentido que no se encuentre su ropa y la forma en que están las amarras. Para llegar a esa forma, tiene que haber terceras personas".
Durante estos cuatro años, el
doctor en Ciencias Forenses Carlos Gutiérrez, el mismo que participó en el caso de Fernanda Maciel, analizó los antecedentes de este caso y denunció que podría estar vinculada a
posible trata de personas con fines de explotación sexual en el marco de visa de estudiantes y Working Holiday en el extranjero.
Millaray
accedió a esta visa de estudiante al ser contactada por redes sociales por una supuesta agencia.
Fotos en el computador
Gutiérrez explicó que una vez que llegó la evidencia del caso a Chile, entre varios informes inconclusos venían también las pertenencias de Millaray, entre ellas
un computador y dos teléfonos. Elementos que Antonio, su padre, mandó a periciar.
"La computadora, el perito de acá la analiza y concluye que hay
intervención de terceras personas que borran y queman el disco duro. Pero él logró recuperar el 85% de la información y pudo ver
cartas y contratos de trabajo que generaban y daban una posible línea investigativa en el sentido de corrupción y prostitución", señaló el forense.
En el computador, precisamente, se
hallaron fotos de Millaray desnuda con otras mujeres de distintas nacionalidades en compañía de hombres, material pornográfico y contrato de trabajos que abren la posibilidad de esta red de prostitución.
"
Salen chicas abrazadas entre 4 y 5, con unos tipos... quisieron quemarlo para que yo no viera nada", contó Antonio Bravo.
Dentro de esta teoría, el
padre de Millaray apuntó a que se pudo contactar con una de las mujeres que aparecía en las fotos, quien le reveló que el contacto entre ellas se generó en una
salsoteca para latinos en Nueva Zelanda, produciéndose cuando las mujeres están con la visa vencida y sin trabajo.
"Me dijo 'yo te voy a ayudar y a contar la verdad. Yo alcancé a estar un mes allá porque fui engañada, soy profesora de Educación Física y,
cuando me di cuenta, alcancé a agarrar mi pasaporte y arrancar'", relató Antonio.
La salsoteca y su pareja
Aquí entonces surgió un nuevo punto de interés:
La salsoteca.
Pero a esto se añade la
existencia de un hombre que habría estado en una relación con Millaray justo tres meses antes de su muerte. Se trata de
Tony Petterson, a quien precisamente habría conocido en esa nombrada salsoteca.
En su declaración a la policía,
Petterson dijo que conoció a la joven en diciembre de 2018 y que fue después cuando se enteró de este supuesto trabajo de prostitución de Millaray. Aunque destacó que estaban en la etapa inicial de conocerse, mas no en una relación formal.
Según lo indagado,
Millaray Bravo fue vista por última vez con vida el 14 de marzo de 2019, seis días antes de encontrarse su cuerpo. Y fue justo esa noche que una amiga, Stefani,
la vio discutir con Tony.
Por su parte, este sujeto
nunca dio aviso ni reportó la extraña desaparición de Millaray.
En cuanto a todas estas incógnitas y teorías que fueron desechadas por las autoridades neozelandesas,
Antonio Bravo declaró que "yo afirmo fehacientemente que la policía está metida".
CHV Noticias tomó contacto con la
agencia que le entregó al visa a Millaray, pero luego dejó de responder. Además hay amigas de la chilena que dicen estar asustadas y coinciden con la teoría que impulsa su padre. Pero también hubo otras que
decidieron bloquear los mensajes.
Con todos estos antecedentes,
Antonio Bravo interpondrá una querella ante la Fiscalía Nacional en Chile para que vía cooperación con Nueva Zelanda se investigue el delito de homicidio y la posible trata de personas con fines de explotación sexual.